El martes tres de febrero, como suele ser habitual el día de San Blas, se celebró en Balazote, la tradicional Corrida de la Bandera, uno de los actos más arraigados y populares, cuyo origen se pierde en la memoria de los mayores.Más de un centenar de personas, pese al frío y a que amenazaba lluvia, se concentraron en la Calle Mayor para presenciar el acto de la corrida de la Bandera en la que participaron unas 35 personas, especialmente niños. Los presentes disfrutaron de las evoluciones y piruetas de los corredores, a los acordes de la magnífica y joven Banda de Música Municipal. La Bandera es listada por un lado y de cuadros por otro, hace unos años se corría en la calle entre el Cuartel de la Guardia Civil y la Iglesia, en el suelo, y sólo podían verlo bien los que se colocaban delante. Según cuenta la tradición religiosa, representa a la Virgen.
GANADORES. El Jurado de este año, compuesto por siete personas, entre concejales, antiguos corredores y dos componentes de la corte de honor, decidió premiar de la siguiente manera:Infantil Masculino: 1º José Domingo Ruiz Jiménez. 2º Alfonso Parra. 3º Sergio Navarro. Infantil Femenino: 1º Rosa María Oliver. 2º Paqui de la Rosa 3º Isabel Parra.Adultos Masculino: 1º Juan Antonio Aparicio. 2º Cristóbal Parra. 3º Miguel Ángel García. Adultos Femenino: 1ª Alfonsa Villar. 2ª Isabel Ruiz. 3ª Rocío Aceituno.
MAESTROS. Gracias al apoyo que brinda el Ayuntamiento y la colaboración de dos grandes maestros, José Antonio Simón Palotes y Ramón Sánchez Simón Mantujo, que han ganado varios años el concurso, y que enseñan sus conocimientos a los niños de Balazote, que aprenden a correr, realizando piruetas cada vez más arriesgadas, para que no se pierda la tradición, vaya cada año a más y todos se sigan sintiendo orgullosos de la misma. Cuenta Ramón, que heredó la afición de su abuelo, y recuerda que hubo épocas en los que participaban personas de más de 50 años, no como ahora que la mayoría son niños y jóvenes. Dice que cuando él empezó a correr la bandera todo se hacía de pie, pero no sentado o de rodillas como ahora, y que lo importante es pasarla alrededor de todo el cuerpo sin que se enrolle.Como corredores buenos recuerda Ramón, a Blas, Facorro, los Calzones, los Máscaras, su abuelo Sinquieto, «ocho o nueve que han pasado a la historia de nuestro pueblo; y ahora hay cuatro o cinco jóvenes que vienen apretando». Sobre el acto, cuenta Carmina Useros que «una vez reunidos en la puerta de la iglesia, autoridades, música y pueblo, el que lleva el cargo de la bandera, coge la bandera del mástil y empieza a enarbolarla haciendo muchos juegos y movimientos pasándola por todos los lados de su cuerpo, procurando que no se líe el mástil ni que toque el suelo. Cuando termina de correrla, lo difícil es liarla del todo en su mismo palo, dejándola perfecta. Es un rito muy difícil y emocionante, que es grandemente aplaudido y vitoreado cuando los ejercicios son perfectos y difíciles».
MAESTROS. Gracias al apoyo que brinda el Ayuntamiento y la colaboración de dos grandes maestros, José Antonio Simón Palotes y Ramón Sánchez Simón Mantujo, que han ganado varios años el concurso, y que enseñan sus conocimientos a los niños de Balazote, que aprenden a correr, realizando piruetas cada vez más arriesgadas, para que no se pierda la tradición, vaya cada año a más y todos se sigan sintiendo orgullosos de la misma. Cuenta Ramón, que heredó la afición de su abuelo, y recuerda que hubo épocas en los que participaban personas de más de 50 años, no como ahora que la mayoría son niños y jóvenes. Dice que cuando él empezó a correr la bandera todo se hacía de pie, pero no sentado o de rodillas como ahora, y que lo importante es pasarla alrededor de todo el cuerpo sin que se enrolle.Como corredores buenos recuerda Ramón, a Blas, Facorro, los Calzones, los Máscaras, su abuelo Sinquieto, «ocho o nueve que han pasado a la historia de nuestro pueblo; y ahora hay cuatro o cinco jóvenes que vienen apretando». Sobre el acto, cuenta Carmina Useros que «una vez reunidos en la puerta de la iglesia, autoridades, música y pueblo, el que lleva el cargo de la bandera, coge la bandera del mástil y empieza a enarbolarla haciendo muchos juegos y movimientos pasándola por todos los lados de su cuerpo, procurando que no se líe el mástil ni que toque el suelo. Cuando termina de correrla, lo difícil es liarla del todo en su mismo palo, dejándola perfecta. Es un rito muy difícil y emocionante, que es grandemente aplaudido y vitoreado cuando los ejercicios son perfectos y difíciles».
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